miércoles, 28 de diciembre de 2016

Millie.

Esta es la historia de una niña que veía todo el día cosas que no estaban ahí, muchos dirían que en realidad no veía cosas y solo era su imaginación, pero la imaginación no tiene mucho que ver con enfermedades mentales. Esta niña no solo los veía, ella podía escucharlos, al principio para ganarse su confianza trataban de jugar con ella ya que nadie mas quería hacerlo porque siempre la veían hablando sola y la tachaban de rara, el problema fue que con el tiempo ella se quedo estancada en fiarse de sus "amigos imaginarios" así que no se esforzaba en hacer amigos reales de carne y hueso lo cual le preocupo a su hermano mayor quien la cuidaba mientras su madre trabajaba, su hermano le dije -Millie, necesitas hacer amigos reales ya que tus amigos imaginarios no te podrán ayudar mucho en la vida real así que creo que lo mejor sería dejarlos de lado y que en tu próximo nuevo colegio te esfuerces por hacer amigos de verdad-. A ella la verdad no le gusto mucho la idea por lo que en un principio no quería, pero ella sabía que tenía que hacerlo, porque su hermano siempre tenía la razón y si le decía cosas así era por su bien y nada más, así que empezó a dejar a sus "amigos imaginarios" de lado antes de entrar a clases.

Con el tiempo se fue adaptando y fue aprendiendo como comportarse con gente real, lo cual era más difícil que tener de amigos a gente que no era de carne y hueso, pero al final se dio cuenta que era mucho mejor así, que era más entretenido jugar al sube y baja con alguien, que te empujaran en el columpio y que te empujaran o jugar a la pinta en los recesos, lo cual la hacía feliz, pero a sus amigos dentro de su cabeza no les agradaba mucho, y se lo hacían saber cada noche cuando se apagaba la luz de su habitación y había que dormir, los pensamientos y las voces la atacaban, le decían todo lo malo que había hecho en el día, le recalcaban sus errores una y otra vez, y le decían que nunca sería feliz a menos que volviera con ellos e hiciera lo que ellos querían, a lo cual Millie no supo como reaccionar, al principio tenía miedo porque no le gustaba escuchar esas voces gritándole y cuando quiso ir a decírselo a su hermano en la noche las voces no la dejaron, le decían que si lo hacía lo matarían, ya que se habían autoproclamado fantasmas ahora, le decían que nunca fueron sus amigos imaginarios, que eran espíritus que antes vivían en esa casa y que ahora eran los espíritus que la acompañarían por siempre, lo cual a Millie le dio mucho miedo de que fuera verdad, y termino por pensar que en serio eran espíritus y no que solo eran voces que estaban dentro de su cabeza y que solo existían dentro de ella.

De a poco Millie volvió a ser la misma, ya no hablaba con sus compañeros del colegio, pasaba las clases callada y los recesos sola hablando en una esquina del patio o en el baño frente al espejo, lo cual le daba miedo a sus compañeros generando bullying hacía ella, ellos le tiraban comida, le pegaban chicle en el pelo, le cortaban el pelo en medio de la clase, le rayaban y destruían sus cuadernos, pero ella no reaccionaba, no hacía nada porque prefería simplemente ignorar lo que le hacían pasar. Hasta que un día sus compañeros se pasaron, uno de ellos había dejado su lonchera con sus sobras de la semana pasada todo el fin de semana y al llegar el lunes le había puesto todas las sobras podridas dentro de la mochila de Millie, y ahí fue cuando colapso y ella acepto a no seguir ignorando como la trataban y para tomar venganza empezó a hacerle caso a las voces, empezó rallando todos los cuadernos de sus compañeros, uno por uno, rompiéndole las hojas, en el receso cuando se acercaban a pegarle un chicle se dio la vuelta, miró a la niña que iba a hacerlo y con la tijera que tenía en su bolsillo empezó a cortar el pelo de la niña, mechon por mechon, dejando partes sin pelo en su cabeza, y lo que provocó que esta se encerrara a llorar en el baño por su pelo, y antes de que todos pudieran hacer algo, aprovechando que aun quedaba tiempo del receso, Millie aprovechó de ir a la sala, pateo todas las mesas y sillas a los extremos y empezó a hacer un pequeño fuego dentro de la sala para quemar todas las cosas de sus compañeros incluyendo estuches y mochilas, lo cual provoco un gran alboroto, haciendo llegar a su profesora rápidamente y a todos los que habían alrededor, todos miraban con gran susto a Millie, y ella lo único que se limitaba a hacer era a sonreír ya que sentía una plena satisfacción en ese momento, nunca había estado tan feliz ni a gusto consigo misma, ahí mismo, en ese instante se dio cuenta que escuchar a esas voces es lo mejor que podría haber hecho, y que probablemente lo haría de ahora en adelante.

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